31 julio 2006


SÓLO QUIERO ESTAR EN SU SENO

Sólo quiero morir en mi tierra,
Que me entierren en ella,
Fundirme y desvanecerme en su fertilidad
Para resucitar siendo hierba en mi tierra,
Resucitar siendo flor
Que deshoje un niño crecido
En mi país.
Sólo quiero estar en el seno de mi patria
Siendo tierra
Hierba
O flor

La noche y los jinetes (1969). Fadwa Tuqan

Adonis (Ali Ahmad Said)
Traducción del árabe porMaría Luisa Prieto

EL TIEMPO

Abrazo a la espiga del tiempo,
mi cabeza es una torre de fuego.
¿Qué es esta sangre que palpita en la arena
y qué es este ocaso?
Llama del presente, ¿qué vamos a decir?

En mi garganta están los jirones de la Historia
y en mi rostro los signos del sacrificio.
¡Qué amargo es ahora el lenguaje!
¡Qué angosta la puerta del alfabeto!

Abrazo a la espiga del tiempo,
mi cabeza es una torre de fuego.
¿Se ha convertido el amigo en verdugo?

Un vecino ha dicho: ¡Cuánto tarda Hulagu en venir!
¿Quién llama a la puerta? ¿El recaudador de impuestos?
Dale el tributo... siluetas de mujeres
y de hombres... imágenes que caminan...
Nos hemos hecho señales, nos hemos intercambiado secretos.
Nuestros pasos son una hebra de muertos.
¿Tu muerto viene de tu Señor
o tu Señor viene de tu muerto?
Perdido por el enigma, se inclina
cual arco de terror sobre sus días encorvados.

- Tenía un hermano. Desapareció. Mi padre se volvió loco.
Mis hermanos murieron. ¿A quién invocar?
¿Hay que abrazar a la puerta, suplicar a la alfombra?
- Delira. Trae la tabaquera y cúralo con el rapé de los sabios.

Cadáveres que el asesino lee cual anécdotas.
¿Este montón es un granero de huesos, la cabeza de un niño
o un trozo de carbón?

¿Es un cuerpo esto que veo o un esqueleto de barro?
Me inclino, arreglo dos ojos y remiendo una cadera.
Tal vez la intuición me ayude
y me guíe un fulgor de memoria
pero es inútil que investigue la delgada hebra,
inútil que junte una cabeza, dos brazos y dos piernas
para descubrir la identidad del muerto.

- ¿A quién predica la hormiga y por qué asustarse?
Poesía es mezclar en el ojo esta trágica chispa.
Éxtasis es ver tu casa volar en estallidos hacia Dios.
Encaramada a un alminar,
la lechuza del adivino ulula.
De su grito ha tejido un arco iris
y, ahogada de alegría, ha llorado
Abrazo a la espiga del tiempo,
mi cabeza es una torre de fuego.
El payaso ha revelado sus secretos.
Este tiempo rebelde es una tienda de alhajas,
un pantano de profetas.
El payaso ha revelado sus secretos.
La verdad será la muerte, el pan de los poetas
y lo que se llamó o se convertirá en patria
no es más que un instante a la deriva
sobre el rostro del tiempo.

El payaso ha revelado sus secretos.
Esplendor del diluvio, ¿dónde está tu llave?
Inúndame de gracia, toma mis últimas riberas,
tómame.
Un abismo ardiente me ha hechizado,
un camino por el que huyen los caminos.

Abrazo a la espiga del tiempo,
mi cabeza es una torre de fuego.
Mi alma ha olvidado sus pasiones,
ha olvidado su patrimonio, oculto en la casa de las imágenes.
No volverá a recordar lo que ha dicho la lluvia,
lo que ha escrito la tinta de los árboles.
Mi alma no dibuja más que una gaviota
empujada por las olas contra las amarras de un barco.
No escucha más que un grito metálico:
he aquí el corazón de la ciudad,
luna rota, unida al ombligo de un fantasma de chispas.
No sabe que Dios y el poeta
son dos niños que duermen en la mejilla de una piedra.

Mi alma ha olvidado sus pasiones,
por eso temo la sombra
y el bosquejo del futuro,
por eso me invade la duda
y el sueño se me resiste.
Amarrado, corro de un fuego a otro,
sofocado bajo el sudor que chorrea por mi cuerpo,
compartiendo con los muros el insomnio de la noche
(fieras son los pasos de la noche).
A menudo he dicho a la poesía sedimentada
en el fondo de mi memoria:
¿qué es esta sierra en mi cuello?
¿Quién me dicta la aleya del silencio?
¿A quién contaré mis cenizas?
Yo, que no sé arrancar el pulso y arrojarlo a la mesa.
Yo, que rechazo hacer de mi tristeza un tambor para el cielo.
Así pues diré: mi vida ha sido morada de espectros,
molino de viento.

Abrazo a la espiga del tiempo,
mi cabeza es una torre de fuego.
Los árboles del amor en Qassabin
son hermanos de los árboles de la muerte en Beirut.
El bosque de mirto consuela al bosque del exilio.
Qassabin penetra en el mapa de la hierba
y destila las entrañas de las llanuras.
Beirut penetra en el mapa de la muerte:
las tumbas son jardines, despojos, campos.
¿Qué fuerza vierte a Qassabin en Tiro y Sidón
y es Beirut quien se derrama?
¿Qué es eso que alejándose se aproxima?
¿Quién mezcla en mi mapa esta sangre?

El verano se seca y el otoño no ha llegado,
la primavera ha ennegrecido en la memoria de la tierra,
el invierno es como la muerte lo dibuja:
agonía y hemorragia,
época surgida de un frasco de predestinación
y de la palma de la suerte,
época del extravío que improvisa el instante y rumia el aire.

¿Cómo podréis reconocerla?
Un muerto sin rostro que contiene todos los rostros.

Abrazo a la espiga del tiempo,
mi cabeza es una torre de fuego.
Agotado, me doy la vuelta y observo:
¿Qué son esos andrajos? ¿Crónicas, países,
banderas colgadas al acantilado del crepúsculo?

En un instante leo las generaciones,
en un cadáver reconozco miles de cadáveres.
Me sumergen los abismos del absurdo,
mi cuerpo se escapa,
mi rostro no aparece en el espejo,
mi sangre huye de las arterias.
¿Será porque no veo a la luz
transportar mis sueños hacia ella?
¿Será el lugar más remoto de un mundo
que los demás bendicen y yo maldigo?
¿Qué es esto que desarraiga mis profundidades
y se marcha entre la jungla del deseo,
los países, los océanos de lágrimas
y la descendencia de símbolos,
entre las venas y los sexos,
las épocas y los pueblos?
¿Qué es esto que divide mi alma y me destruye?
¿Acaso soy la encrucijada de caminos?
En el instante del descubrimiento ¿ha dejado mi camino
de ser mi camino?
¿Soy más que un ser, mi historia es mi abismo
y mi plazo mi incendio?
¿Qué es esto que en una carcajada se eleva
de mis miembros ahogados?
¿Soy múltiples seres que se preguntan:
¿Quién eres? ¿De dónde vienes?
¿Son mis órganos los bosques del combate
en una sangre-viento, en un cuerpo-hoja?

¿Soy un loco? ¿Quién soy en estas tinieblas?
Enséñame y guíame, locura.
¿Quién soy, amigos? Respondedme,
vosotros, los visionarios, los oprimidos.

Ojalá pudiera escaparme de mi piel
sin saber quién he sido ni quién seré.
Busco un nombre, algo que nombrar,
pero nada es nombrable.
Una época ciega, una Historia cegada,
una época de limo y una Historia de ruinas.
El dominador es dominado.
¡Alabadas seáis, tinieblas!

Abrazo a la espiga del tiempo,
mi cabeza es una torre de fuego.
Mi antepasado semita es agarrado
por lo que ha engendrado el destino ciego.
¿Un papagayo? ¿Un profeta colado en una momia?
Oh, antepasado al que aparto de su camino.
Tú eres el que habita en la molécula del agua
y en los astros celestes.
Es prudente que camines así,
orgulloso hacia el pasado.
Tú eres el misterio,
el reino receloso de las profecías.

Extraviado en el error, no puedo comprenderte.
Tú eres el prodigio,
antepasado al que yo rechazo ahora.
A pesar de que haya amado la creación en tu nombre,
no me reconocerás, nada me unirá a ti,
aparte de estas huellas enterradas en mi alma
que me lloran y me hacen llorar sobre ti.

Abrazo a la espiga del tiempo,
mi cabeza es una torre de fuego.
El fin de la época que llovía piedras
[1]
ha encontrado el comienzo de una era que llueve petróleo.
El dios de las palmeras se arrodilla ante un dios del hierro
y yo, entre estos dioses, soy la sangre derramada,
la caravana que huye.
Palpo mi fuego apagado,
me pregunto cómo engañar a mi muerte,
rebelde en su desierto,
y digo que el universo lo teje mi sueño.
La trama se deshace,
me veo en un abismo
y me entrego a la noche de la caída.

Veo en las cosas un cerco de humo,
percibo el mundo como una cacería.
Se extiende la mesa:
los cuerpos son los condimentos,
las cabezas los recipientes
y Dios se sienta a la mesa de la caza.
Una gacela era panadera, una iguana soldado.
¿Es Dios quien se come la caza
o es la caza quien se come a Dios?
Los caminos mienten, las riberas traicionan.
¿Cómo no caer fulminado por la locura?
Reniego del comensal y del manjar
y acojo a todo lo errante.
Mi consuelo es sumergirme en mi sueño,
excederme, ondear
y cantar el deseo del rechazo.
Deliro. Venus es la ajorca de mis días,
Capricornio mi brazalete
y las flores en sus corolas son balcones...

Mi consuelo es salir y convocar
a todos los verbos de la salida.

Ensillad estos vientos desbocados.
La Historia ha sido degollada
y esto no es más que el preludio.
Dejad al verdugo, a la víctima y al sacrificio como mártires,
cubridme con sus restos
y dibujadme una ruina.

Así sacaré a la sabiduría de su yacimiento
y gritaré: Bienvenidos mis escombros, mi decadencia.
Mañana la muerte me soplará sin que me extinga,
mañana saldré de la luz para ir hacia otra luz.
Cierto que soy más frágil que un hilo
pero más noble que un dios.

Así comenzaré a abrazar mi tierra
y los secretos de sus pasiones.
El cuerpo del mar es su amor,
un amor que tiene como manos al sol,
el cuerpo reservado al trueno, ancla de ternura,
un cuerpo promesa en el que me pierdo.
Surgiré de este desafío.
Cubrid con la luz de la lluvia amorosa
el rostro de la margarita
y que sea...

Abrazo la época que viene y camino,
rebelde, con andares de capitán,
trazando mi país.
Subid a sus más altas cimas,
descended a sus profundidades.
No encontraréis miedo ni cadenas.
Es como si el pájaro fuera rama,
la tierra un niño y los mitos mujeres
¿o tal vez sueños?

Dejo a los que vendrán después de mí
la misión de abrir este espacio.

Mi piel no es una cabaña de ideas
ni mi pasión leñador del recuerdo.
Mi ascendencia es el rechazo
y mis bodas germinación entre dos polos.
Esta época es la mía,
la del dios muerto y la máquina ciega.
Que habite en la alberca de los deseos,
que mis despojos sean flores,
que sea el alif del agua, la ya del fuego,
el loco de la vida.

Revelo al tiempo los secretos de sus páginas.
Así confiesa
que es el extraviado, el rebelde, el discordante.

(Beirut, 4 de junio-25 de octubre de 1982)
_______________________________________________-
[1] Sobre las que se grababan los nombres de los infieles que debían ser lapidados, según la ley divina.

28 julio 2006

haiku

¡Luciérnagas!
en el río
iluminan la penumbra.

CHIYO-NI
Mujer budista.

20 julio 2006

Las noches de Baudelaire.


Aquella oscuridad mental sobre las letras,
su fascinante sonido exterior, pero sobre todo
el apego discipular al arte insomne, Baudelaire no es el lazarillo del mal,
pero se creía hijo de una formación demoníaca.

Aquel leve discipulario de las armas bestiales no fue aceptado en el cielo ni por sus poemas celestes ni por su mirada de gato, San Pedro le cerró las puertas antes de su nacimiento, no halló lugar en el infierno porque aquellos rincones oníricos de maleza diabólica sólo aceptan finísimas secuelas míticas como aquella de Adán o la tristeza caína, Baudelaire no amó a Satán sino a los gatos, que de tan negros no dejaron marcas en su poética sino sólo en su alma.

Ahí está el ave del mal, Negra,
más negra que la conciencia sacerdotal de aquel que habiendo jurado pobreza y castidad eleva las pasiones más perversas a una segunda espiritualidad de la corrupción.

El señor de las flores del mal también es una época imaginaria. Ningún credo le sirvió de origen, ninguna flor para mirar los pétalos, no fue víctima del invento llamado amor pero tampoco sucumbió al odio de los hombres.

Seguramente

Baudelaire, el de los gatos intranquilos no conoció las sombras, aquella oscuridad en la mente femenina que deja un vacío en el pecho.

El ultimo spleen es el reflejo más noble de su cabeza bruna que le dejó las horas más vacías de su existencia resumida a cuarenta y seis años, aquellos largos carros fúnebres en el alma del poeta no eran de desesperanza sino de humedad, aquel que le llamó a la muerte hizo una invocación que le costó la vida, el brujo de la composición Tartu repitió una y otra vez aquella fotografía mental que le terminó por podrir el alma, no era el demonio sino él mismo, diríamos que Baudelaire es la reencarnación del mal pero le daríamos el crédito que no merece, Charles es el vate que vuelve sus ojos y su pecho al contacto de una segunda muerte que no llega al momento del rito funerario sino antes, justo cuando empezo su primera Letanía.

Sufrir dos muertes es peor que ser recordado por la historia…
Lo tienen como poeta maldito,
aquel que maldijo a Dios y redujo a cerdo a Jesucristo no puede ser maldito porque el adjetivo le queda grande, Baudelaire es un reflejo borroso de su época que de tan avanzada perdió la mágica tonsura de la belleza.

Baudelaire no es un poeta sino un templario
que perdió el rumbo y encontró la luz. No fue la luz divina o la seducción de un ente diabólico sino la luz de los hombres que es peor que las primeras. Aquella es la luz que rompe la paz, el virus que carcome las membranas cadavéricas de los condenados al mundo, él pertenece al universo de los que encontraron un lugar en la mente periférica de los hombres.

El crítico francés no hizo más que manchar su santo nombre con formaciones imaginarias, con sombras, nefastos rosarios y humo parisino.
De los grabados epidérmicos, el que deja hullas más profundas y huecos cerebrales es la poesía.

Aquel viajero crepuscular no anda descalzo sino con alas, por eso el búfalo murió antes, por eso cayó de las simas más bajas al infierno para hacerle una letanía hipócrita a las sombras, por eso sus huesos los carcomen las piedras porque los gusanos son demasiados espléndidos para comer impurezas.

19 julio 2006

Sobre la palma
la mariposa herida.
Lodo y llovizna.
Evocación del Buitre

El punto más cercano a la muerte
es el hambre.
El Abuelo Facundo.

El polvo anda arrastrado heridas, hambre, sed, pero sobre todo huesos.

Ahí.
En la materia frágil que el desierto carcome
el viento se mezcla
con hebras de polvo calcinado,
los buitres dominan parajes en silencio
y esta parvada de pasos
sueltos bajo la propia sombra
los desenredan ráfagas.

Testiga de osamentas
reunidas bajo la sed
sólo queda el aliento de la cría que no buscará su nido.

Ni el viento en la garganta
saciará la frescura
ni los ojos del buitre
tallarán la carroña.

17 julio 2006

El blues del semen barato.

¡Piedra! Pasa de largo.

Pienso

que no existe diferencia
entre el semen, la basura y el blues.

Así... Debo descansar, pararme en una isla distinta
y percibir una cintura fresca.

La ciudad es una esfinge de cemento y botellas.

Debería olvidar la poesía sucia
y los pechos ardientes.

Debería ser un Buddha
escribiendo en el polvo fracturado
tres líneas simples.
Conservo un haiku bajo el silencio
que detiene la esencia o el instante.

Hice todo un rito para la diosa de cristal,
lave mis manos,
santifiqué el cuarto.

Puse flores en la mesa, encendí velas,
rocié fragancia en los edredones.

Limpié el apartamento,
puse pétalos de rosa en el espacio de mi cama.

Esperé.

Seleccioné música romántica para ella,
un poco de tinto, del más añejo
y un poema en la almohada.

Creo que invertí mucho tiempo en ella
Pero
desde que recuerdo
el semen es barato
como la basura.

Sinceramente
sigo esperando el resto.

Traducción Sofía Ortega.














Semen cheaply blues.

Stone! Pass by.

I think instead

difference doesn't exist
among semen, garbage and blues.

So… I must rest, to stop in a different island
for perceive a fresh waist.

The city is a sphinx of cement and bottles.

I should forget the dirty poetry
and the burning chests.

I should be a Buddha
writing on the fractured dust
three simple lines.
I conserved haiku under silence
that stops the essence or the instant.

I made an whole rite to the olive goddess,
washed my hands,
I sanctified the room.

I put flowers on table, lit candles,
I dewed fragrance to the quilts.

I have cleaned apartment,
put rose petals my bed’s space.

I waited.

I selected romantic music for her,
Some red wine, of the oldest
and a poem on the pillow.

I believe that I invested a lot of time in her
But
since I remember
the semen it is cheap
like garbage.

Sincerely
I continue waiting the rest.

Ángel Lipizano.
Comentario a Blues de Semen Barato.

¿Cuántas veces el bardo habla sobre la perla que se cuelga la noche? ¿Habrá alguno que escape al arrullo de su frío? Ángel Lipizano más que replicar sobre la imagen clara de mujer-luna arguye sin duda al mito sobre la musa de los poetas. Será su voz el canto-blues de un poeta esclavo, ¿Querrá resistir el hechizo de la Diosa Blanca de Graves o la de José Emilio Pacheco? Lo parece en un principio, como deseo de enemistad a la espuma del aire, a la hermana del espejismo y del eco. Pero asiente a ella en ironía bucólica, le tiende la cama para invitarla a dejar de ser blanca, para después puyarse a sí mismo hablando de su simiente también clara como el espectro de su invitada.

Porque si fuera el caso de hablar como turba, Siddharta quiere abandonar a Yasodhara, y llevar a Rahula a la verdad. Sea pues el idioma en que fue escrito un reflejo emotivo que lleva ésta lengua en la actualidad pacífica a este Blues, que para santos varones de letras será un vilipendio a su patrona, y para los otros, acólitos quizá de (....) la nueva Astarté.

Ätherisch von nichts
Llueven bellotas,
una hoja de encino
brilla en el agua.

Ángel Lipizano