23 noviembre 2006

El primer elemento es el fuego de donde han nacido todas las estrellas del
cielo. Todo abrazo y toda caminata es ritual. Como todos los 23 de
noviembre, visito a Don Pepe. Él nacio el 23 de noviembre de 1923, el mismo
año en que nació mi abuelo. Este es el último poema que he escrito, pertenece a
un poemario mucho mayor y va a estar un tiempo aqui, por lo menos en lo que
regreso de mi visita a don Pepe que tanto nos ha enseñado de los vientos.



La región del tiempo

Andar que crece lento y sin medida,
porción que late en la región del tiempo.
Cuando dormí en tu piel profundamente,
los tiempos se fugaron. Eres lágrima
tu ciclo atemporal, tu ciclo de agua
eres esa corriente repentina
eres casi el instante donde duermen
los riscos, las gaviotas y las águilas.
Eres casi el instante, casi sombra,
los instantes que tuerces, los torcemos.
Tuércete en mí como tus blancas páginas
tuerce tu piel, tus hojas infinitas,
tu cabello, tu cima, tus reflejos,
tus renglones escritos sobre gotas,
tu voz reciente, tus grandes crisantemos.

Abrazaron los siglos tu mirada.
Los tiempos van fugándose en la noche,
los tiempos repentinos que se esconden,
se acaban las raíces que sembramos
se acaba el tiempo que se fuga siempre.

Tu figura, tu mar de tentaciones,
tu leve caminar en la mañana,
tus semillas de mar vienen, se agotan,
tu leve caminar que te delata.

En tu falda, profética muchacha,
va cayendo la brisa, te camino,
en tu falda cristales o lloviznas,
en tu falda lunares que nacieron
preñados en tu piel, preñado al tacto,
son recientes lunares o gladiolas,
son largas caminatas que se mecen.

Mientras te mece a ti lo mece todo
nos mecemos instantes en tu cuerpo
y nos vamos perdiendo entre las sábanas.
Los lunares, las sombras, los remedios,
Háblame de tu cuerpo enloquecido.
Rosa la tempestad. Lanzas un grito
Y nos vamos al rumbo donde el fuego
te tuerce, lo tuerce. Todo el tiempo
juega a rozarte levemente. Los dos,
los dos rozando los inviernos
los dos prendidos en la nieve. Frágil
tu frágil caminar que se detiene
en el tiempo, los fuegos, los olvidos
tu piel es un olivo entumecido,
tu piel se va quemando mientras hablas
de la paloma blanca, de los niños,
de haiku que se fuga de tus poros,
del quiasmo que va con explosiones
en tu vientre seguro hay un misterio
donde olvidan las diosas sus secretos

Sin pensar en tu pelo que se cansa,
tu cabello cansado que se agita
las olas, el viento, las caricias
tu cabello que va desmoronándose.

A tí te agitan las ciruelas suaves
al contacto sediento de la espuma.

Rosas la tempestad. Rosa tu cuerpo
rozando los minutos cuando fuimos
rosa de viento que se mece triste
rosa profundamente cada siglo.
Rosa que el mar después también agita,
rosa que luego flota entre los años.

Ángel Lipizano.

21 noviembre 2006


un peut de poèsie de mes amis... Ce la bon poèsie parce que mon poèsie est terrible.

Deleitense.

GRITO EN PENUMBRA

La noche se ha caído de mis manos

German List Arsubide, “Silabario”.

Los trenes que cruzan mi cabeza

en las noches son más insondables.

En lo invadido de lo oscuro y somnoliento

son brutos maquinistas que bufan,

hacen sonar siempre silbatos sordos

hasta molestar a la estrella más diminuta.

Ellos beben conmigo licores de cometa

y suenan sus maquinas de sueños para contarme historias:

a veces vientos herméticos,

a veces cascadas de espanto.

Todas las mañanas despierto

con un sabor a cigarro

que cruza mi boca y se despide;

con un olor a grasa

o sensación de hierro viejo

despierto como si hubiese dormido.

-Víctor Ramírez-

08 noviembre 2006

Pongámoslo desde un principio.
El erotismo:

- "Sin erotismo no hay gran literatura"
El autor de Elogio
de la madrastra comenta algunas lecturas
fundamentales de la literatura
erótica al tiempo que repasa su
biografía como aficionado al género desde los
días de estudiante en
la Lima de su juventud y reflexiona sobre las
conexiones entre
placer sexual y placer estético. Mario Vargas Llosa
"Digámoslo desde el principio: no hay gran literatura erótica, lo que
hay es erotismo en grandes obras literarias. Una literatura
especializada en erotismo y que no integre lo erótico dentro de un
contexto vital es una literatura muy pobre. Un texto literario es
más rico en la medida en que integra más niveles de experiencia. Si
dentro de ese contexto el erotismo juega un papel primordial, se
puede hablar verdaderamente de literatura erótica.
La Celestina, por ejemplo, es una obra maestra, probablemente la más
importante de la literatura española después del Quijote. Decir que
La Celestina es una obra erótica sería empobrecerla, porque aunque
es eso, también es muchas otras cosas: una obra de una gran riqueza
verbal, de una gran inteligencia en su construcción, que incluye
muchas manifestaciones de la vida -la moral, la cultura, la
psicología-, pero indudablemente el erotismo tiene en ella un papel
primordial.
¿Un ejemplo contemporáneo? Lolita, de Nabokov, una de las grandes
novelas modernas. En ella el erotismo tiene un papel principal entre
muchos otros ingredientes que juegan un papel similar dentro de una
gran complejidad. Así es como se da en la vida la experiencia
erótica. Una exaltación muy desembozada de la pulsión sexual, de la
fantasía erótica, de los fantasmas, del derecho al placer. Todo eso
está en Lolita, que, por otra parte, es una obra muy intelectual. El
mejor erotismo nunca está disociado de otras manifestaciones, que,
además, lo enriquecen".
Erotismo y pornografía
"La frontera entre erotismo y pornografía sólo se puede definir en
términos estéticos. Toda literatura que se refiere al placer sexual
y que alcanza un determinado coeficiente estético puede ser llamada
literatura erótica. Si se queda por debajo de ese mínimo que da
categoría de obra artística a un texto, es pornografía. Si la
materia importa más que la expresión, un texto podrá ser clínico o
sociológico, pero no tendrá valor literario. El erotismo es un
enriquecimiento del acto sexual y de todo lo que lo rodea gracias a
la cultura, gracias a la forma estética. Lo erótico consiste en
dotar al acto sexual de un decorado, de una teatralidad para, sin
escamotear el placer y el sexo, añadirle una dimensión artística.
Ese tipo de literatura alcanzó su apogeo en el siglo XVIII. Los de
ese siglo son grandes textos eróticos que a la vez son grandes
textos artísticos. A esto habría que añadirle que en ellos hay una
carga crítica que hoy se ha perdido. Los autores de esa época creían
que escribir de esa manera, reivindicar el placer sexual y darle al
cuerpo ese tratamiento reverente era un acto de rebeldía, un desafío
a lo establecido, al poder. Los escritores eróticos eran, pues,
pensadores revolucionarios. Diderot, por ejemplo. O Mirabeau, que
desde la prisión escribe a Sofía de Monnier cartas de un contenido
sexual muy fuerte. Para él esos escritos forman parte de una lucha
por la transformación humana, por la reforma social. El caso más
extremo, sería el marqués de Sade, aunque no creo que de los textos
de Sade pueda decirse que son de exaltación del placer erótico. Hay
algo intelectual, obsesivo, casi fanático en sus demostraciones
sexuales.
Sea como fuere, el reconocimiento del derecho al placer es en el
siglo XVIII un instrumento para conseguir un mundo mejor, más libre,
más auténtico, menos hipócrita, un medio para liberar al individuo
de las iglesias, de las convenciones. Eso no se vuelve a alcanzar.
El erotismo en el siglo XIX se convierte en un juego muy refinado. Y
en el XX se banaliza, se vuelve superficial y previsible, se
comercializa, en el peor sentido de la palabra. Ya no genera
experimentación formal y pierde su carga crítica, salvo en casos
excepcionales, como el de Bataille. Los escritos de Georges Bataille
son profundamente revulsivos, muy desafiantes con las últimas
convenciones. A la vez son más lúgubres y siniestros. Los suyos son
más textos de perversión que de asunción del placer, pero es uno de
los escritores modernos en los que el erotismo va acompañado de una
gran audacia artística".
Liberalidad contra literatura
"La liberalidad de las costumbres, que es un progreso moral para la
sociedad, ha jugado tradicionalmente en contra de la literatura
erótica. Ha hecho que el erotismo pierda la carga de inconformismo,
de desafío a la moral establecida que tenía cuando los de talante
erótico eran libros para leer a escondidas, volúmenes que estaban en
los infiernos de las bibliotecas, lo que les daba una aureola
especial. Eso ha desaparecido y ha hecho que el erotismo se haya
vuelto previsible, convencional, mecánico, es decir, que se haya
degradado en pornografía. Hoy escribir un libro erótico es mucho más
difícil que en el pasado porque ya no es la censura lo que hay que
flanquear, sino el escollo de la banalidad y del estereotipo. Hay
una permisividad tal que todo es aceptable y aceptado. El efecto
escandaloso ha desaparecido. Ahora hay un erotismo más de lujo,
refinado, como un juego elegante. Un buen ejemplo de esto serían las
obras de André Pieyre de Mandiargues, que son muy finas y están muy
bien escritas, con un aliento poético un tanto surrealista pero de
una carga sensual muy marcada, con una dosis de fantasía muy grande.
Es lo contrario del malditismo buscado de Bataille, que pensaba que
por ahí vendría una liberación del espíritu. En Mandiargues todo es
juego, aunque sea de un alto nivel.
En el mundo de lengua española la literatura erótica como tal es
casi inexistente. La hubo en el pasado, tal vez porque hubo también
una tradición represiva muy grande. En la literatura moderna hay
textos de una gran libertad de expresión, insolentes, hasta
vulgares, pero el erotismo no es eso, sino que exige cierto
refinamiento. El erotismo no es de sociedades primitivas. Requiere
una evolución en las formas y una adquisición de grandes espacios de
libertad para el individuo. Sólo en ese contexto la relación sexual
se convierte en un juego, en un teatro, en una ceremonia, en unos
ritos, y adquiere una connotación artística. El amor se practica
entonces como un espectáculo rodeado de formas. Eso no se da en
culturas muy represivas ni muy reprimidas, y por supuesto, no se da
en sociedades primitivas. La tradición erótica presupone un elevado
nivel de civilización".
Biografía de lector
"Descubrí la literatura erótica cuando era estudiante universitario,
de una manera casual. Conseguí un trabajo de ayudante de
bibliotecario de un club social de Lima muy activo, el Club
Nacional, el de la gente rica. Mi maestro de historia era el
bibliotecario de ese club y me contrató como ayudante. Mi labor
consistía en ir dos horas al día a fichar los libros que se
adquirían. En esa época ya no se hacían muchas adquisiciones, así es
que yo aprovechaba esas horas leyendo los libros de la biblioteca
del club, que en el pasado había adquirido libros eróticos de gran
calidad. Tenían la colección completa de Les Maîtres de l'Amour (los
maestros del amor), una colección que dirigió en Francia
Apollinaire, con muchos libros prologados por él mismo, a veces de
una manera muy erudita, siempre muy irónica. Allí descubrí la
tradición erótica al más alto nivel literario: Sade, Restif de la
Bretonne, John Cleland, el autor de Fanny Hill, Sacher-Masoch,
Casanova, por supuesto, allí estaban los tres tomos de sus
memorias... Estaban todos. Durante un tiempo, y de una forma un
tanto inocente, pensé que ahí estaba la verdadera revolución, que en
ese tipo de literatura se estaba gestando una transformación
profunda de la sociedad, de la moral, del individuo. Era una idea
bastante ingenua de los poderes de la literatura erótica. Descubrí,
no obstante, una veta riquísima. Había, por ejemplo, unos tomos con
una selección de los cuentos más eróticos de Las mil y una noches.
La colección era muy interesante porque reunía grandes textos
eróticos y además daba una perspectiva erótica para acercarse a la
literatura en general.
Durante un tiempo leí esos libros con gran pasión. Después supongo
que descubrí su gran limitación: la monotonía. La relación sexual
enriquece extraordinariamente la vida, pero es limitada. Por más
inteligencia que se ponga en renovarla, siempre transcurre en un
marco determinado. Y eso da a los textos que son sólo eróticos una
gran monotonía, los hace caer en la rutina de lo previsible. Por eso
el mejor erotismo es el que aparece en obras que no son sólo
eróticas, aquéllas en las que lo erótico es un ingrediente dentro de
un mundo diverso y complejo. Y eso nos lleva, de nuevo, a la gran
literatura. De ahí que pueda decirse que sin erotismo raramente hay
gran literatura. Y al revés, una literatura que es sólo erótica
difícilmente llega a ser grande".
Una antología espontánea
"Un texto que sólo es erótico resulta muy poco convincente porque
pierde vitalidad. Como la vida no es sólo sexo, un texto en el que
la vida no es otra cosa, termina siendo muy artificial y postizo, un
juego lúdico disociado de la experiencia vivida convertido muchas
veces en un artificio intelectual. No es ése el erotismo que me
seduce y estimula. En cambio, para mí es muy difícil que haya una
gran novela en la que no haya páginas de una alta intensidad sexual.
Recuerdo novelas de las que no se podría decir que son eróticas,
pero en las que hay episodios de una carga erótica tal que se han
convertido en el cráter de esas novelas, en la imagen que las
sintetiza. Por ejemplo, en Esplendor y miseria de cortesanas, de
Balzac, hay un viaje en diligencia con dos personajes, una pasajera
y un joven que viaja frente a ella. Las irregularidades del terreno
precipitan a unos pasajeros contra otros, y el joven siente de
repente el roce de las rodillas de la pasajera. Es una descripción
maravillosa. De esa novela no se me olvidará nunca el roce en esa
clandestinidad nerviosa. Esos fogonazos eróticos dentro de una
historia tienen para mí una importancia capital. Un relato sin esas
apariciones de lo sensual no alcanza nunca la grandeza de las
novelas que incorporan esa experiencia. Lo mismo pasa en el Quijote
con la escena de Maritornes, en la que hay un erotismo muy rico,
aunque esté atenuado por el humor y por el sarcasmo. Tal vez porque
era la única manera de pasar la censura. Jaime Gil de Biedma contaba
que de joven había tenido una gran inflamación erótica con esa
escena.
Siempre he tenido la idea de hacer una antología del erotismo no
buscado, no deliberado. Es un proyecto que me sigue dando vueltas.
Sería algo así como la antología del humor negro de André Breton o
la antología de lo fantástico de Roger Caillois. Se podría hacer una
selección preciosa con textos eróticos procedentes de libros que no
sólo no son eróticos sino que difícilmente podrían concebirse como
eróticos, por ejemplo, algunos textos religiosos, los místicos.
Muchas cosas de san Juan de la Cruz pueden leerse en clave erótica.
Si uno los lee con un espíritu laico le pueden inflamar
extraordinariamente. Lo mismo podría decirse del Cantar de los
cantares. De hecho, el misticismo ha estado siempre muy cerca del
erotismo. Recuerdo, a propósito, San Genet, comediante y mártir, un
ensayo en el que Sartre compara, de un modo muy convincente, textos
de Genet con textos místicos.
Otro fragmento de antología es el comienzo de Moby Dick, una de mis
novelas de cabecera. En esas páginas hay una relación extraña entre
dos personajes masculinos, un indio y el narrador, que duermen
juntos en una casa. Aparentemente todo es muy puro, sin sombra de
erotismo, pero un lector malicioso, y todos lo somos, puede
encontrar extraordinariamente extraña la convivencia de estos dos
personajes, que establecen una especie de fraternidad carnal, aunque
no se mencione ni por asomo la posibilidad de una relación
homosexual. Otra muestra: la carga erótica del monólogo de Molly
Bloom, en el Ulises de Joyce. Son unas páginas de una fuerza
extraordinaria por la increíble sensualidad de Molly, que impregna
todo el monólogo de una especie de vaho seminal. Una lectura
'malintencionada' podría dar una maravillosa antología del erotismo
no buscado, aislando textos, igual que en esos libros de arte que
reproducen fragmentos de obras concretas".
Un canon personal
"En mi canon personal de la literatura erótica entendida en el
sentido tradicional estarían, entre los textos clásicos, el
Decamerón de Bocaccio, que tiene algunas historias muy ingeniosas y
divertidas. Más tarde, Fanny Hill, de John Cleland, y Memorias de
una cantante alemana, de Wilhelmine Shroeder-Devrient. El marqués de
Sade, por supuesto: la historia de Justine quizá sea la más compacta
y ordenada. De Restif de la Bretonne, El pie de Mignonne (el pie de
la bonita, de la chica bonita, podría traducirse), una novela
absolutamente deliciosa en la que los personajes se enamoran de la
protagonista exclusivamente a través de su pie. Es una novela
fetichista con un humor que le da mucha gracia. Dentro de la
literatura más moderna, Bataille, desde luego. ¿Qué libro de
Bataille? La historia del ojo. Es la más novela, la que tiene mejor
tejido narrativo, aunque en ocasiones el exceso de perversión la
desvitalice un poco y la vuelva un tanto intelectual. Es, no
obstante, un libro excelente. En esa lista estaría también Sacher-
Masoch y La Venus de las pieles. Los trópicos de Miller, el de
Capricornio y el de Cáncer. El cuaderno negro, de Lawrence Durrell,
aunque es de un erotismo un poco siniestro, pero muy bello. Se
trata, además, de un acto de gran coraje y de un exhibicionismo
bastante audaz.
Dentro de la literatura española lo más interesante son ciertos
capítulos del Tirant lo Blanc, escritos con extraordinaria gracia y
talento: las historias de la princesa Carmesina y sus juegos con
Plaerdemavida. Todas las escenas de alcoba del Tirant son obras
maestras de la literatura erótica. Y, por supuesto, La Celestina. Y
La lozana andaluza, un libro muy divertido, de una libertad insólita
para la época en cuestiones de sexo, aunque por momentos haya un
exceso de vulgaridad. Para mí ese exceso en un texto erótico lo hace
irreal, lo convierte en un juego verbal.
Hay un autor, por último, que habría que citar: Roger Vailland, que
trabajó con Roger Vadim, el director de Y Dios creó a la mujer, la
película de Brigitte Bardot... Vailland escribió algunas novelas que
no tiene demasiado interés, pero sobre todo escribió La mirada fría,
un ensayo sobre erotismo que lleva un epígrafe de Sade que dice: 'Y
él lanzó sobre mí la mirada fría del perfecto libertino'. Es un
libro muy interesante en el que sostiene que para que haya erotismo
tiene que haber represión, que la libertad y el erotismo están
reñidos. Dice que las muchachas del siglo XVIII han pasado a la
historia de la civilización como las más eróticas. ¿Por qué? Porque
estaban educadas en los conventos, y los conventos, a través de sus
prohibiciones y de sus obsesiones, creaban una curiosidad y unos
tabúes que eran los mayores fermentos para la imaginación. Vailland
dice que sin la Iglesia católica no hubiera sido posible el
erotismo. Por una parte creó las prohibiciones y, por otra, creó un
entorno, un ceremonial que le ha suministrado al erotismo su
instrumental más rico y novedoso".
Elogio de la madrastra
"Elogio de la madrastra es un juego con muchas alusiones a las
imágenes eróticas de la pintura. Para mí escribir esa novela fue un
experimento divertido que me permitió emplear un lenguaje muy rico y
preciosista que no utilizo jamás en mis obras, en las que el
lenguaje es muy funcional, siempre en relación con lo que quiero
contar. En el Elogio había un juego formal que permitía contar la
historia con un lenguaje rebuscado, muy poco realista. En Los
cuadernos de Don Rigoberto, sin embargo, el erotismo es más
intelectual. Hay juego, pero en menor medida que en Elogio de la
madrastra. Allí el lenguaje ya no es el mismo, no podía serlo. La
historia tenía más pretensiones realistas y el lenguaje es, no diré
más crudo, pero sí que está menos presente. En el Elogio el lenguaje
es casi un espectáculo por sí mismo, una presencia que se interpone
entre el lector y la historia".
Placer frío
"Últimamente ha cobrado gran fama La vida sexual de Catherine M., de
Catherine Millet, pero en este caso no se trata de erotismo. Es un
libro muy interesante, pero no erótico, sino profundamente
intelectual, una especie de autoexamen, casi una autoautopsia de la
vida íntima de la autora. Yo no recuerdo haber leído una sola página
de ese libro sintiendo que ahí había un estímulo sexual. Se trata,
eso sí, de una experiencia insólita: la de una persona que cuenta
con total desenvoltura la historia de una sexualidad desenfrenada.
Lo más sorprendente del libro es, con todo, la frialdad con que ella
expone esa experiencia. Aunque la población de los fantasmas
personales es infinita, no creo que ese libro pueda inflamar
sexualmente a nadie. Un libro erótico, a la vez que produce un
placer estético, es un libro que tiene también que hacer las veces
de un afrodisiaco. Si no te crea una sensación de entusiasmo y de
apetito sexual no termina de cumplir enteramente su función".
Testimonios recogidos por Javier Rodríguez Marcos.

18 octubre 2006



Poco después de media noche cuando algunos están ya dormidos, la lluvia afuera, una leve lluvia, pero allá, distante, la amada sola, la flor afuera, aquí, chateo, a mi lado la amada seducida, aquella rosa de nieve que sólo nace a más de tres mil metros en las altas montañas donde las águilas anidan. Bashô debería estar muy triste viendo esta navegación estática, platico con Karina y acordamos escribimos un par de haikus de escritorio, de computadora. No por ello sin Kigo o sin kire.




誰もそれをプレーしません,
高価な枯れた花
机で
personne ne la touche,
l'aimée fleur fanée
du bureau.

nobody plays it,
the dear withered flower
of the desk.
nessuno la tocca,
l'amata fiore appassita
nella bureta.

Nikt nie gra to,
Drogi suchy kwiat
Na stole.
Nadie te toca,
Amada flor marchita
del escritorio.


Ángel Lipizano.

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夜と静寂,
再びからです
お茶がないカップ
Nuit et silence,
nouvellement vide
tasse de thé.

Night and silence,
again empty
cup of tea.
Notte e silenzio,
nuovamente vuota
tazza di tè.

Noc i uciszają,
Znowu opróżnić
Filiżanka herbaciana
Noche y silencio,
nuevamente vacía
taza de té.

Karina M. Peña.

04 octubre 2006

XII
Caen hojas blancas,
la niña en la ventana
rompe el cuaderno.

XIII
¿Duerme o descansa?
Un gato acurrucado
sobre la mesa.

XIV
Un dragón vuela,
los botes de pintura
y el grafitero.

XXI
Entre la hierba
un caracol se pierde
muy lentamente.


XXXIII
Llora mi niña,
no ha visto que esta noche
salió la luna.

XLV
Pasa una nube,
el niño va corriendo
bajo su sombra.

LV
Agua y arena,
el niño ha construido
una muralla.

LXXI
Canicas negras,
de la calle quebrada
brotan piedrillas.

LXXIII
Agua encallada,
sobre arena los rastros
de las tortugas.

LXXXII
Fila de bichos,
las hormigas transeúntes
cruzan conmigo.

Ángel Lipizano©2006

27 septiembre 2006

24 septiembre 2006

濡れた道路
こし器の横に
水生のアイリス

Eau stagnante,
près de la passoire
iris aquatiques.

The stagnated water,
next to the strainer
aquatic irises.

Acqua stagnante,
vicino al colatoio
iris acquatici.

To rozpuszcza stało,
Obok durszlaka
Wodne irysy.

En español:

Agua estancada,
junto a la coladera
lirios acuáticos.
Ángel Lipizano.

18 agosto 2006


La estructura del tiempo

¿Cuándo se acabará esta carrera de búfalos
por sobre un prado de rosas?
Vargas Vila.

Mientras todo se rige por estructuras binarias, lenguajes sintéticos, hoteles de neón, electricistas, demonios metálicos, Vates insurrectos.

Miro.
Obviamente como si no estuviera en este círculo donde se olvida el pasado y se comercia por sabiduría electrónica.

Esta es la misma esfera
que ha logrado matar al dragón, al unicornio, al pájaro Garuda, a la tiniebla, -esa creadora noble
de miedos y fantasmas-

Polvo, sepulcro temporal,
soy quien te viene a ver bajo un sauce,
soy, pero no soy aquel a quien esperas,
esperas al relojero, al minotauro… a Dios,
a Metis, a la Gioconda.

Ando entre hojas muertas,
bajo el surco de mi vista: viento.
Encima de mis pasos
sigo a una sombra que me sigue.
Cruzo una esquina y otra,
detrás del cementerio: nadie.
¿Qué no se supone que en este barrio
Nadie duerme?

Son las leyendas impuras, los copos de nieve que se atascan, es la neblina… nada.
Dicen que en la cima de Grouse Mountain
se paró el águila azteca.
y no es Aztlán sino Vancouver.

Ahora sé a quien vine a buscar,
al fondo de la calle un violinista,
la sombra espera.
Como no hay frase decente para un saludo en madrugada,
veneno en la boca, vengo a hablarte de la helada.
Puto frío.
¿Cuándo cesará la muerte de flores bajo la escarcha que nos cubre?

Es una calle blanca y sin salida
donde todo se ciega.

Bosque, sitiado entre callejas,
desterrado del tiempo y de los hombres,
anclado a tu existir, desasido a mi vista.

Sentado en una piedra, en una rama…
Ahí también nos espera la muerte.
Ahí también nos hemos olvidado del tiempo.

Ángel Lipizano

01 agosto 2006

La ÂquiTecԵևra ðeI fu£g0.

31 julio 2006


SÓLO QUIERO ESTAR EN SU SENO

Sólo quiero morir en mi tierra,
Que me entierren en ella,
Fundirme y desvanecerme en su fertilidad
Para resucitar siendo hierba en mi tierra,
Resucitar siendo flor
Que deshoje un niño crecido
En mi país.
Sólo quiero estar en el seno de mi patria
Siendo tierra
Hierba
O flor

La noche y los jinetes (1969). Fadwa Tuqan

Adonis (Ali Ahmad Said)
Traducción del árabe porMaría Luisa Prieto

EL TIEMPO

Abrazo a la espiga del tiempo,
mi cabeza es una torre de fuego.
¿Qué es esta sangre que palpita en la arena
y qué es este ocaso?
Llama del presente, ¿qué vamos a decir?

En mi garganta están los jirones de la Historia
y en mi rostro los signos del sacrificio.
¡Qué amargo es ahora el lenguaje!
¡Qué angosta la puerta del alfabeto!

Abrazo a la espiga del tiempo,
mi cabeza es una torre de fuego.
¿Se ha convertido el amigo en verdugo?

Un vecino ha dicho: ¡Cuánto tarda Hulagu en venir!
¿Quién llama a la puerta? ¿El recaudador de impuestos?
Dale el tributo... siluetas de mujeres
y de hombres... imágenes que caminan...
Nos hemos hecho señales, nos hemos intercambiado secretos.
Nuestros pasos son una hebra de muertos.
¿Tu muerto viene de tu Señor
o tu Señor viene de tu muerto?
Perdido por el enigma, se inclina
cual arco de terror sobre sus días encorvados.

- Tenía un hermano. Desapareció. Mi padre se volvió loco.
Mis hermanos murieron. ¿A quién invocar?
¿Hay que abrazar a la puerta, suplicar a la alfombra?
- Delira. Trae la tabaquera y cúralo con el rapé de los sabios.

Cadáveres que el asesino lee cual anécdotas.
¿Este montón es un granero de huesos, la cabeza de un niño
o un trozo de carbón?

¿Es un cuerpo esto que veo o un esqueleto de barro?
Me inclino, arreglo dos ojos y remiendo una cadera.
Tal vez la intuición me ayude
y me guíe un fulgor de memoria
pero es inútil que investigue la delgada hebra,
inútil que junte una cabeza, dos brazos y dos piernas
para descubrir la identidad del muerto.

- ¿A quién predica la hormiga y por qué asustarse?
Poesía es mezclar en el ojo esta trágica chispa.
Éxtasis es ver tu casa volar en estallidos hacia Dios.
Encaramada a un alminar,
la lechuza del adivino ulula.
De su grito ha tejido un arco iris
y, ahogada de alegría, ha llorado
Abrazo a la espiga del tiempo,
mi cabeza es una torre de fuego.
El payaso ha revelado sus secretos.
Este tiempo rebelde es una tienda de alhajas,
un pantano de profetas.
El payaso ha revelado sus secretos.
La verdad será la muerte, el pan de los poetas
y lo que se llamó o se convertirá en patria
no es más que un instante a la deriva
sobre el rostro del tiempo.

El payaso ha revelado sus secretos.
Esplendor del diluvio, ¿dónde está tu llave?
Inúndame de gracia, toma mis últimas riberas,
tómame.
Un abismo ardiente me ha hechizado,
un camino por el que huyen los caminos.

Abrazo a la espiga del tiempo,
mi cabeza es una torre de fuego.
Mi alma ha olvidado sus pasiones,
ha olvidado su patrimonio, oculto en la casa de las imágenes.
No volverá a recordar lo que ha dicho la lluvia,
lo que ha escrito la tinta de los árboles.
Mi alma no dibuja más que una gaviota
empujada por las olas contra las amarras de un barco.
No escucha más que un grito metálico:
he aquí el corazón de la ciudad,
luna rota, unida al ombligo de un fantasma de chispas.
No sabe que Dios y el poeta
son dos niños que duermen en la mejilla de una piedra.

Mi alma ha olvidado sus pasiones,
por eso temo la sombra
y el bosquejo del futuro,
por eso me invade la duda
y el sueño se me resiste.
Amarrado, corro de un fuego a otro,
sofocado bajo el sudor que chorrea por mi cuerpo,
compartiendo con los muros el insomnio de la noche
(fieras son los pasos de la noche).
A menudo he dicho a la poesía sedimentada
en el fondo de mi memoria:
¿qué es esta sierra en mi cuello?
¿Quién me dicta la aleya del silencio?
¿A quién contaré mis cenizas?
Yo, que no sé arrancar el pulso y arrojarlo a la mesa.
Yo, que rechazo hacer de mi tristeza un tambor para el cielo.
Así pues diré: mi vida ha sido morada de espectros,
molino de viento.

Abrazo a la espiga del tiempo,
mi cabeza es una torre de fuego.
Los árboles del amor en Qassabin
son hermanos de los árboles de la muerte en Beirut.
El bosque de mirto consuela al bosque del exilio.
Qassabin penetra en el mapa de la hierba
y destila las entrañas de las llanuras.
Beirut penetra en el mapa de la muerte:
las tumbas son jardines, despojos, campos.
¿Qué fuerza vierte a Qassabin en Tiro y Sidón
y es Beirut quien se derrama?
¿Qué es eso que alejándose se aproxima?
¿Quién mezcla en mi mapa esta sangre?

El verano se seca y el otoño no ha llegado,
la primavera ha ennegrecido en la memoria de la tierra,
el invierno es como la muerte lo dibuja:
agonía y hemorragia,
época surgida de un frasco de predestinación
y de la palma de la suerte,
época del extravío que improvisa el instante y rumia el aire.

¿Cómo podréis reconocerla?
Un muerto sin rostro que contiene todos los rostros.

Abrazo a la espiga del tiempo,
mi cabeza es una torre de fuego.
Agotado, me doy la vuelta y observo:
¿Qué son esos andrajos? ¿Crónicas, países,
banderas colgadas al acantilado del crepúsculo?

En un instante leo las generaciones,
en un cadáver reconozco miles de cadáveres.
Me sumergen los abismos del absurdo,
mi cuerpo se escapa,
mi rostro no aparece en el espejo,
mi sangre huye de las arterias.
¿Será porque no veo a la luz
transportar mis sueños hacia ella?
¿Será el lugar más remoto de un mundo
que los demás bendicen y yo maldigo?
¿Qué es esto que desarraiga mis profundidades
y se marcha entre la jungla del deseo,
los países, los océanos de lágrimas
y la descendencia de símbolos,
entre las venas y los sexos,
las épocas y los pueblos?
¿Qué es esto que divide mi alma y me destruye?
¿Acaso soy la encrucijada de caminos?
En el instante del descubrimiento ¿ha dejado mi camino
de ser mi camino?
¿Soy más que un ser, mi historia es mi abismo
y mi plazo mi incendio?
¿Qué es esto que en una carcajada se eleva
de mis miembros ahogados?
¿Soy múltiples seres que se preguntan:
¿Quién eres? ¿De dónde vienes?
¿Son mis órganos los bosques del combate
en una sangre-viento, en un cuerpo-hoja?

¿Soy un loco? ¿Quién soy en estas tinieblas?
Enséñame y guíame, locura.
¿Quién soy, amigos? Respondedme,
vosotros, los visionarios, los oprimidos.

Ojalá pudiera escaparme de mi piel
sin saber quién he sido ni quién seré.
Busco un nombre, algo que nombrar,
pero nada es nombrable.
Una época ciega, una Historia cegada,
una época de limo y una Historia de ruinas.
El dominador es dominado.
¡Alabadas seáis, tinieblas!

Abrazo a la espiga del tiempo,
mi cabeza es una torre de fuego.
Mi antepasado semita es agarrado
por lo que ha engendrado el destino ciego.
¿Un papagayo? ¿Un profeta colado en una momia?
Oh, antepasado al que aparto de su camino.
Tú eres el que habita en la molécula del agua
y en los astros celestes.
Es prudente que camines así,
orgulloso hacia el pasado.
Tú eres el misterio,
el reino receloso de las profecías.

Extraviado en el error, no puedo comprenderte.
Tú eres el prodigio,
antepasado al que yo rechazo ahora.
A pesar de que haya amado la creación en tu nombre,
no me reconocerás, nada me unirá a ti,
aparte de estas huellas enterradas en mi alma
que me lloran y me hacen llorar sobre ti.

Abrazo a la espiga del tiempo,
mi cabeza es una torre de fuego.
El fin de la época que llovía piedras
[1]
ha encontrado el comienzo de una era que llueve petróleo.
El dios de las palmeras se arrodilla ante un dios del hierro
y yo, entre estos dioses, soy la sangre derramada,
la caravana que huye.
Palpo mi fuego apagado,
me pregunto cómo engañar a mi muerte,
rebelde en su desierto,
y digo que el universo lo teje mi sueño.
La trama se deshace,
me veo en un abismo
y me entrego a la noche de la caída.

Veo en las cosas un cerco de humo,
percibo el mundo como una cacería.
Se extiende la mesa:
los cuerpos son los condimentos,
las cabezas los recipientes
y Dios se sienta a la mesa de la caza.
Una gacela era panadera, una iguana soldado.
¿Es Dios quien se come la caza
o es la caza quien se come a Dios?
Los caminos mienten, las riberas traicionan.
¿Cómo no caer fulminado por la locura?
Reniego del comensal y del manjar
y acojo a todo lo errante.
Mi consuelo es sumergirme en mi sueño,
excederme, ondear
y cantar el deseo del rechazo.
Deliro. Venus es la ajorca de mis días,
Capricornio mi brazalete
y las flores en sus corolas son balcones...

Mi consuelo es salir y convocar
a todos los verbos de la salida.

Ensillad estos vientos desbocados.
La Historia ha sido degollada
y esto no es más que el preludio.
Dejad al verdugo, a la víctima y al sacrificio como mártires,
cubridme con sus restos
y dibujadme una ruina.

Así sacaré a la sabiduría de su yacimiento
y gritaré: Bienvenidos mis escombros, mi decadencia.
Mañana la muerte me soplará sin que me extinga,
mañana saldré de la luz para ir hacia otra luz.
Cierto que soy más frágil que un hilo
pero más noble que un dios.

Así comenzaré a abrazar mi tierra
y los secretos de sus pasiones.
El cuerpo del mar es su amor,
un amor que tiene como manos al sol,
el cuerpo reservado al trueno, ancla de ternura,
un cuerpo promesa en el que me pierdo.
Surgiré de este desafío.
Cubrid con la luz de la lluvia amorosa
el rostro de la margarita
y que sea...

Abrazo la época que viene y camino,
rebelde, con andares de capitán,
trazando mi país.
Subid a sus más altas cimas,
descended a sus profundidades.
No encontraréis miedo ni cadenas.
Es como si el pájaro fuera rama,
la tierra un niño y los mitos mujeres
¿o tal vez sueños?

Dejo a los que vendrán después de mí
la misión de abrir este espacio.

Mi piel no es una cabaña de ideas
ni mi pasión leñador del recuerdo.
Mi ascendencia es el rechazo
y mis bodas germinación entre dos polos.
Esta época es la mía,
la del dios muerto y la máquina ciega.
Que habite en la alberca de los deseos,
que mis despojos sean flores,
que sea el alif del agua, la ya del fuego,
el loco de la vida.

Revelo al tiempo los secretos de sus páginas.
Así confiesa
que es el extraviado, el rebelde, el discordante.

(Beirut, 4 de junio-25 de octubre de 1982)
_______________________________________________-
[1] Sobre las que se grababan los nombres de los infieles que debían ser lapidados, según la ley divina.

28 julio 2006

haiku

¡Luciérnagas!
en el río
iluminan la penumbra.

CHIYO-NI
Mujer budista.

20 julio 2006

Las noches de Baudelaire.


Aquella oscuridad mental sobre las letras,
su fascinante sonido exterior, pero sobre todo
el apego discipular al arte insomne, Baudelaire no es el lazarillo del mal,
pero se creía hijo de una formación demoníaca.

Aquel leve discipulario de las armas bestiales no fue aceptado en el cielo ni por sus poemas celestes ni por su mirada de gato, San Pedro le cerró las puertas antes de su nacimiento, no halló lugar en el infierno porque aquellos rincones oníricos de maleza diabólica sólo aceptan finísimas secuelas míticas como aquella de Adán o la tristeza caína, Baudelaire no amó a Satán sino a los gatos, que de tan negros no dejaron marcas en su poética sino sólo en su alma.

Ahí está el ave del mal, Negra,
más negra que la conciencia sacerdotal de aquel que habiendo jurado pobreza y castidad eleva las pasiones más perversas a una segunda espiritualidad de la corrupción.

El señor de las flores del mal también es una época imaginaria. Ningún credo le sirvió de origen, ninguna flor para mirar los pétalos, no fue víctima del invento llamado amor pero tampoco sucumbió al odio de los hombres.

Seguramente

Baudelaire, el de los gatos intranquilos no conoció las sombras, aquella oscuridad en la mente femenina que deja un vacío en el pecho.

El ultimo spleen es el reflejo más noble de su cabeza bruna que le dejó las horas más vacías de su existencia resumida a cuarenta y seis años, aquellos largos carros fúnebres en el alma del poeta no eran de desesperanza sino de humedad, aquel que le llamó a la muerte hizo una invocación que le costó la vida, el brujo de la composición Tartu repitió una y otra vez aquella fotografía mental que le terminó por podrir el alma, no era el demonio sino él mismo, diríamos que Baudelaire es la reencarnación del mal pero le daríamos el crédito que no merece, Charles es el vate que vuelve sus ojos y su pecho al contacto de una segunda muerte que no llega al momento del rito funerario sino antes, justo cuando empezo su primera Letanía.

Sufrir dos muertes es peor que ser recordado por la historia…
Lo tienen como poeta maldito,
aquel que maldijo a Dios y redujo a cerdo a Jesucristo no puede ser maldito porque el adjetivo le queda grande, Baudelaire es un reflejo borroso de su época que de tan avanzada perdió la mágica tonsura de la belleza.

Baudelaire no es un poeta sino un templario
que perdió el rumbo y encontró la luz. No fue la luz divina o la seducción de un ente diabólico sino la luz de los hombres que es peor que las primeras. Aquella es la luz que rompe la paz, el virus que carcome las membranas cadavéricas de los condenados al mundo, él pertenece al universo de los que encontraron un lugar en la mente periférica de los hombres.

El crítico francés no hizo más que manchar su santo nombre con formaciones imaginarias, con sombras, nefastos rosarios y humo parisino.
De los grabados epidérmicos, el que deja hullas más profundas y huecos cerebrales es la poesía.

Aquel viajero crepuscular no anda descalzo sino con alas, por eso el búfalo murió antes, por eso cayó de las simas más bajas al infierno para hacerle una letanía hipócrita a las sombras, por eso sus huesos los carcomen las piedras porque los gusanos son demasiados espléndidos para comer impurezas.

19 julio 2006

Sobre la palma
la mariposa herida.
Lodo y llovizna.
Evocación del Buitre

El punto más cercano a la muerte
es el hambre.
El Abuelo Facundo.

El polvo anda arrastrado heridas, hambre, sed, pero sobre todo huesos.

Ahí.
En la materia frágil que el desierto carcome
el viento se mezcla
con hebras de polvo calcinado,
los buitres dominan parajes en silencio
y esta parvada de pasos
sueltos bajo la propia sombra
los desenredan ráfagas.

Testiga de osamentas
reunidas bajo la sed
sólo queda el aliento de la cría que no buscará su nido.

Ni el viento en la garganta
saciará la frescura
ni los ojos del buitre
tallarán la carroña.

17 julio 2006

El blues del semen barato.

¡Piedra! Pasa de largo.

Pienso

que no existe diferencia
entre el semen, la basura y el blues.

Así... Debo descansar, pararme en una isla distinta
y percibir una cintura fresca.

La ciudad es una esfinge de cemento y botellas.

Debería olvidar la poesía sucia
y los pechos ardientes.

Debería ser un Buddha
escribiendo en el polvo fracturado
tres líneas simples.
Conservo un haiku bajo el silencio
que detiene la esencia o el instante.

Hice todo un rito para la diosa de cristal,
lave mis manos,
santifiqué el cuarto.

Puse flores en la mesa, encendí velas,
rocié fragancia en los edredones.

Limpié el apartamento,
puse pétalos de rosa en el espacio de mi cama.

Esperé.

Seleccioné música romántica para ella,
un poco de tinto, del más añejo
y un poema en la almohada.

Creo que invertí mucho tiempo en ella
Pero
desde que recuerdo
el semen es barato
como la basura.

Sinceramente
sigo esperando el resto.

Traducción Sofía Ortega.














Semen cheaply blues.

Stone! Pass by.

I think instead

difference doesn't exist
among semen, garbage and blues.

So… I must rest, to stop in a different island
for perceive a fresh waist.

The city is a sphinx of cement and bottles.

I should forget the dirty poetry
and the burning chests.

I should be a Buddha
writing on the fractured dust
three simple lines.
I conserved haiku under silence
that stops the essence or the instant.

I made an whole rite to the olive goddess,
washed my hands,
I sanctified the room.

I put flowers on table, lit candles,
I dewed fragrance to the quilts.

I have cleaned apartment,
put rose petals my bed’s space.

I waited.

I selected romantic music for her,
Some red wine, of the oldest
and a poem on the pillow.

I believe that I invested a lot of time in her
But
since I remember
the semen it is cheap
like garbage.

Sincerely
I continue waiting the rest.

Ángel Lipizano.
Comentario a Blues de Semen Barato.

¿Cuántas veces el bardo habla sobre la perla que se cuelga la noche? ¿Habrá alguno que escape al arrullo de su frío? Ángel Lipizano más que replicar sobre la imagen clara de mujer-luna arguye sin duda al mito sobre la musa de los poetas. Será su voz el canto-blues de un poeta esclavo, ¿Querrá resistir el hechizo de la Diosa Blanca de Graves o la de José Emilio Pacheco? Lo parece en un principio, como deseo de enemistad a la espuma del aire, a la hermana del espejismo y del eco. Pero asiente a ella en ironía bucólica, le tiende la cama para invitarla a dejar de ser blanca, para después puyarse a sí mismo hablando de su simiente también clara como el espectro de su invitada.

Porque si fuera el caso de hablar como turba, Siddharta quiere abandonar a Yasodhara, y llevar a Rahula a la verdad. Sea pues el idioma en que fue escrito un reflejo emotivo que lleva ésta lengua en la actualidad pacífica a este Blues, que para santos varones de letras será un vilipendio a su patrona, y para los otros, acólitos quizá de (....) la nueva Astarté.

Ätherisch von nichts
Llueven bellotas,
una hoja de encino
brilla en el agua.

Ángel Lipizano